Descripción
Usted es Santiago Correa, preguntó el hombre. Grave la voz del hombre, engordada con esmero. Grosera la voz del hombre que preguntó si era yo Santiago Correa. Opaco el rostro, los ojos pequeños y redondos inyectados en sangre. Inocente, torpe su mirada. Insulsa.
No respondí. Extendí la mano con la nota que transporté y cuidé, celoso custodio, durante mil quinientos kilómetros. Tres días de viaje a través de un mundo desconocido y nada seductor.
Usted es Santiago Correa, preguntó…
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